Artículo de Opinión insinúa que William Brownfield financia ONGs

Artículo de opinión titulado: “El regreso de William Brownfield a la guerra (perfil)”

Fecha: 30 de enero de 2015

Textual:

El frente imperial no pudo quedarse callado: el secretario adjunto de Estado del Buró de Narcóticos y Seguridad Internacional, William Brownfield, volvió a declarar en contra de Venezuela Bolivariana. Esta vez para hacerle el coro a laABC española sobre el caso Salazar para inculpar a Diosdado como un capo del narcotráfico en nuestro país.

Este ataque es el último de una larga serie que tiene como bandeja de salida la ciudad de Washington. Brownfield es responsable de los programas del Departamento de Estado en su “lucha” contra las drogas ilícitas y el crimen organizado, así como el apoyo a la aplicación de la ley y el Estado de Derecho en otros países que no sean los Estados Unidos de América.

Contra Chávez se había pronunciado anteriormente, cuando fue embajador en Chile (2002-2004) y posteriormente embajador en Venezuela durante el período 2004-2007. Pero este hombre no es sólo de palabras: sus funciones fácticas halaron hilillos desde las sedes diplomáticas en las que él estuvo a cargo. Por sus acciones los conoceréis.

Currículo estirpe Kissinger

Graduado de abogado, tiene el rango personal de Embajador de Carrera, el más alto del Servicio Exterior de los Estados Unidos. Pasó por la Universidad de Cornell (1974) y el Colegio Nacional de Guerra (1993). Asistió a la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas (1976-1978). Habla español y francés con un acento tejano que lo delata.

El Servicio Exterior de los Estados Unidos es un componente del Gobierno Federal de los Estados Unidos bajo los auspicios del Departamento de Estado norteamericano. Se compone de aproximadamente 15.000 profesionales para la realización de la política exterior de este país, cuya formación gubernamental estuvo a cargo de Henry Kissinger durante mucho tiempo.

La primera asignación de Brownfield después de ingresar al Servicio Exterior en 1979 fue en Maracaibo. Su misión no fue clarificada ante los medios públicos, aun cuando declaró a la prensa de entonces que estaba “visitando la República Independiente del Zulia”. El chiste se explica solo.

Otros de sus puestos en el extranjero incluyen servicios como consejero para Asuntos Humanitarios en Ginebra, y asignaciones diplomáticas en El Salvador, en Suiza y en Argentina durante los tiempos del neoliberalismo de Menem.

Fue asignado temporalmente como asesor político del comandante en jefe del Comando Sur de Estados Unidos en Panamá (1989-1990), justamente durante los años de la invasión.

En 2002 asumió el cargo de embajador estadounidense en Chile hasta 2004. En 2003, durante el aniversario del derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende, declaró públicamente en una ceremonia conmemorativa que “las personas que odian a los Estados Unidos deben ser controladas, detenidas o eliminadas”.

Fue, como dijimos antes, embajador estadounidense en Venezuela y en Colombia.

Actualmente es el director político del mencionado Buró de Narcóticos y Seguridad Internacional (INL, sus siglas en inglés), ente que actualmente gestiona una cartera de más de 4 mil millones de dólares en más de 80 países administrada por 5.000 empleados y contratistas.

Actividad en Venezuela

Luego del golpe de Estado a Hugo Chávez y el sabotaje petrolero a principios de 2003, la diplomacia norteamericana decide jugarse una férrea carta. Nombra a Brownfield como embajador en Venezuela. Plan de juego: unificar en un solo bloque a la dirigencia opositora y a las 400 corporaciones estadounidenses que hacían vida en el país para crear un ambiente para el derrocamiento del Gobierno Bolivariano.

Debido al trabajo de contrainteligencia y de desclasificación de archivos secretos por parte de Wikileaks, se puede revisar un informe del entonces embajador Brownfield en el que propone la siguiente estrategia: “1) Fortalecer las instituciones democráticas; 2) Infiltrarse en la base de la política de Chávez; 3) Dividir el chavismo; 4) Proteger negocios vitales para los EEUU; y 5) Aislar a Chávez internacionalmente”.

Entre 2004 y 2006, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, siglas en inglés) realizó diversas acciones para llevar adelante la estrategia de Brownfield, donando algo menos de 15 millones de dólares a más de 300 Organizaciones No Gubernamentales (ONG).

La USAID, a través de su Oficina de Iniciativas de Transición (OTI) –creada dos meses después del golpe de Estado de 2002– dio asistencia técnica y capacitación a las organizaciones y las puso en contacto con los movimientos internacionales.

El documento de Wikileaks explica que “desde la llegada de la OTI se formaron 39 organizaciones con foco en eladvocacy (convencimiento). Muchas de estas organizaciones son el resultado directo de los programas y financiamiento de la OTI”. La organización comandada por Julian Assange no da una lista explícita de las organizaciones aludidas.

No fue de turismo zuliano

Desde 1979 Brownfield ha estado trabajando por la escisión del Zulia con Venezuela, así como lo hicieron Santander, Paéz y las oligarquías en ciernes de la época con la Gran Colombia. A esta operación le llamaron “mayo venezolano”.

El chiste marabino no se hizo esperar: William Brownfield visitaba más veces el Zulia que el propio presidente. Por aquellos años Manuel Rosales tenía las riendas gubernamentales del estado, y el plan de los Estados Unidos era hacer de este territorio su cabeza de playa.

El embajador se propuso hacer un centro de operaciones en el Zulia, aprovechando la coyuntura paramilitar y el lobby creado por la extrema derecha criolla (ganaderos, políticos) en la región. El interés estratégico por el suelo zuliano no puede ser menos evidente: el petróleo y el contrabando en la frontera son mercados usuales que atañen lazos imperiales.

Seguimiento del Plan Colombia

Chávez casi lo bota del país durante su misión diplomática. Debido a nuestras tensas relaciones Brownfield fue reubicado en la embajada de Colombia. Su propósito: seguir con el Plan Colombia. Álvaro Uribe, entonces presidente, lo recibió vestido de gala.

Fue la época de los “falsos positivos”, de los asesinatos de Raúl Reyes e Iván Ríos (alta comandancia de las FARC-EP), de la Seguridad Democrática, de las crisis diplomáticas Venezuela-Colombia y Ecuador-Colombia. Todo en nombre de “la lucha contra el terrorismo y las drogas”.

Brownfield organizó con los auxilios del narcogobierno de Uribe las redes y bases en la parte limítrofe colombiana tanto con el Zulia como con el Táchira y Apure. Eran conocidas sus visitas a los departamentos de Norte de Santander y César, estados fronterizos con Venezuela en los que reina el narcotráfico paramilitar.

Sin olvidar el “mayo venezolano“. En reportaje de Últimas Noticias del 25 de abril de 2008 (Uribe estaría metido en la “ofensiva final”), pág. 31, y basándose en fuentes del Departamento Administrativo de Seguridad colombiano, dice:

“Uribe intervino para manifestar que esa acción era muy peligrosa y que no creía que los venezolanos acepten la separación. ‘Yo conozco bien a los venezolanos y no van a aceptar eso, quizás eso favorezca más a Chávez’. Francisco Santos (entonces vicepresidente colombiano) replicó a Uribe diciendo que ‘de lo que se trata es de distraer a Chávez, mientras se efectúa lo otro en Caracas, Valencia y Maracay’. Brownfield tranquilizó a Uribe con un ‘no se preocupe que ya todo está previsto, son años desde Venezuela para crear condiciones en el Zulia, ahora sólo falta halar los hilos desde Colombia y coser la operación para que se dé el mayo venezolano”.

Una nueva “payasada mediática”

Como secretario adjunto del INL había emitido comunicados ofensivos contra Venezuela Bolivariana. En 2011 había cometido la imprudencia de decir, sin pruebas, que en nuestro país había una “explosión” del tráfico de drogas, especial mención para la cocaína. Lo dijo el tipo que representa al país que genera, reparte y consume más cocaína en el mundo.

En aquel entonces la cancillería venezolana –encabezada por Nicolás Maduro–respondió con un contundente comunicado: calificó la declaración de Brownfield como “payasada mediática”.

William Brownfield declaró que los rumores sobre Diosdado y el narcotráfico son “consistentes”, según su investigación sin contenido. Se podría hablar sencillamente de payasada, si no es porque el cuadro general tiene objetivos más claros, más agresivos y perniciosos. No sólo contra Diosdado Cabello.

Extraído de la web de “Misión Verdad”:Obsérvalo aquí

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