Artículo de opinión afirma que las ONGS que trabajan con el derecho a la salud tienen intereses en las farmacéuticas

Artículo de opinión titulado: “¿Crisis humanitaria?”

Fecha: 28 de enero de 2016

Textual:

1. No existe una definición exacta, en términos de caracterización legal, del concepto “crisis humanitaria”, y en el lenguaje mediático (y evidentemente hegemonizado) ha cobrado sentidos y significados ambiguos, oportunistas, de doble rasero o parcialmente ciertos.

En su acepción más básica, una crisis humanitaria es una situación de emergencia en la que la capacidad de asistencia local ante ella la rebasa sin que las instituciones sean capaces de gestionar cualquier solución, necesitando así apoyo de otras instancias internacionales para atender la emergencia. Las causas pueden ser múltiples y van de un rango que comprende desastres ambientales (sequía, terremotos, huracanes) como consecuencias de crisis políticas que pueden ir de la guerra civil al genocidio.

Antesala de la catástrofe humanitaria, así existan contradicciones respecto al uso de la voz “humanitaria” al referirse a este tipo de situaciones mortales y calamitosas, señala en su fantasmeo Wikipedia. Y qué oportuno puede llegar a ser.

En el mundo y en el presente, muchas son las situaciones que califican en toda su definición como crisis humanitarias.

Yemen ya padecía una situación crítica antes de la agresión saudita que ya se perpetúa por un año, intensificando la situación para civiles expuestos a la guerra y la destrucción. De mal gusto podría afirmarse que es “curioso” que la actual (magnificada y caotizada) crisis de refugiados que adultera el mapa de la Unión Europea no califica como crisis humanitaria. O la situación que vive la población civil del Donbass ucraniano en medio de la guerra.

Independientemente de ser una realidad tangible, indiscutible, una crisis en toda su acepción, los medios globalizados de occidente se reservan el uso o abuso de la matriz “crisis humanitaria”. Forma parte del repertorio de los elementos de campaña política y propaganda de guerra para enrarecer la imagen, condicionar a la población local hacia adentro por encima de los factores reales y objetivos, consolidarlo como producto de exportación mediático hacia afuera y apuntar hacia la perturbación de toda estabilidad.

2. Detrás de la instalación de la idea-matriz de la crisis humanitaria se encuentra el big money de la elite financiera global. Su uso dentro de la opinión internacional es complementario con otra serie de acciones y recursos de la Guerra No Convencional.

Su puesta al ruedo armoniza progresivamente con los recursos asimétricos (guerra económica y financiera), irregulares (violencia callejera, escenificación de saqueos, asesinatos selectivos y acciones terroristas incipientes y tanteando), más la descripción de un clima que se soporta en medios y redes sociales, conformando el cuadro de desestabilización general que, de consolidarse las condiciones, deriva lo concreto sobre lo ya “pronosticado”.

Como recurso mediático y como instrumento de tecnología política, también es un elemento operativo de la guerra híbrida y va de la mano de operadores en lo político que sostienen e instalan la matriz. En el marco general, contribuye al debilitamiento de una nación indispensable para exponerlo en un territorio vulnerable.

No obstante, su peligro radica en que, progresivamente, se homologue a la noción ya instalada con los hechos concretos de la calle.

3. ONGs, figuras políticas, personajes mediáticos se encargan de darle forma y sostenerlo. Se carteliza dentro de la agenda setting, se repite a niveles mécanicos la palabra. De acentuarse las otras situaciones se consolida un cuadro de alta peligrosidad.

Huelga un ejemplo y un paralelismo: el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) es tal vez la “fuente” más consultada por los medios de la corpocracia que ejerce con mayor velocidad su dictadura sobre Globalistán. La “información” que suministró el OSDH fue usado incluso por la ONU para sustanciar denuncias contra el gobierno de Bashar Al Assad. El OSDH está compuesto por una sola persona, el sirio Rami Abdul Rahman, que vive en Coventry, Inglaterra, y recibe sustancial financiamiento de la Unión Europea, entre otros varios.

Un sinnúmero de acusaciones y noticias falsas, piezas de propaganda de guerra, producto de los “datos” de la fuente han sido un pilar en la construcción de la mentira y el expediente antisirio. Por si alguno tenía duda del papel que desempeñan esas ONGs unipersonales venezolanas, o aquellas “veteranas” que reciben financiamiento directo de George Soros, ese patrocinante de revoluciones de colores y saraos ultracapitalistas, y la Fundación Merck, una de las farmacéuticas (de procedencia alemana) que en el contexto venezolano concentra la distribución de los anticonceptivos y antibióticos.

4. Como palabras de uso frecuente, “crisis humanitaria” cobró su apogeo precisamente en los días en que la administración Obama firmó el decreto que señalaba a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria” contra su seguridad, el 9 de marzo de 2015. A lo largo de 2015, el saliente comandante general del Comando Sur, John Kelly, hizo referencia permanente a lo largo del año, a tal punto que pasó a ser un elemento de uso dentro de la campaña de la MUD para las elecciones parlamentarias.

Detrás de las designadas “crisis humanitarias” opera la posiblidad de emplear la denominada Doctrina de Responsabilidad de Proteger, mejor conocida dentro del argot del Consejo de Seguridad de la ONU como R2P.

La tesis, desarrolada a partir del genocidio en Ruanda de abril de 1994 y moldeada y caracterizada tomando como modelo la denominada Masacre de Sbrebrenica en Bosnia-Herzegovina en julio de 1995 (que por más suma de indiscutibles crímenes de guerra de ambos bandos la narrativa que impuso occidente se lajea descaradamente de toda investigación rigurosa).

Su principal promotora académica y diplomática en la actualidad es Samantha Power, actual embajadora de los Estados Unidos ante la ONU, perteneciente a los halcones liberales del partido demócrata, como Suzane Rice y Hillary Clinton.

La crisis humanitaria va de la mano de la “intervención humanitaria” y complementa la doctrina de guerra preventiva instaurada luego de la destrucción de la República Federativa Socialista de Yugoslavia tras la caída del Muro de Berlín, cuando ya en la nación de Tito el cuadro financiero estaba suficientemente erosionado por occidente.

A partir del uso de la R2P ante la “crisis humanitaria” libia, el Consejo de Seguridad terminó aprobando la Resolución 1973, aludiendo a la necesidad de crear una Zona de Exclusión aérea para prevenir una masacre del “régimen contra la población”. Los resultados son reconocidos e indiscutibles.

Hoy los mismos que perpetraron la invasión en primer lugar vuelven a invadir Libia para “tratar” de imponer el “orden” que ellos mismos masacraron. La “crisis humanitaria” le sirvió a la Otan para intervenir y evitarla, y para intervenir y terminar la que empezaron luego de haber intervenido para prevenirla. Cantinflada, fea.

5. Fue la Cámara Venezolana de la Industria Farmacéutica la que declaró de primero y unilateralmente la crisis humanitaria en el sector salud, buscando hegemonizar el mensaje y constantando la ausencia de voluntad política de resolver dificultades, obedeciendo a una agenda de mayor envergadura.

Como lo demuestra la radiografía que publicó Misión Verdad días atrás, la composición esencialmente trasnacional de la “industria” farmacéutica venezolana pone de relieve a quienes actualmente juegan pesado en el centro de la coyuntura: los poderes fácticos de Big Farma, uno de los puntales del capital trasnacional en cualquiera de sus presentaciones. 

La realidad artificiosa de la narrativa instaurada no excluye, niega ni contradice a la verdadera ausencia de productos farmacéuticos necesarios para personas que padecen enfermedades crónicas en primer lugar, y luego para el resto. Que a lo largo de estos meses continúe siendo objeto de acaparamiento tampoco cancela la agresión que ejecuta la élite financiera enclavada en la industria farmacéutica (de nuevo, revise la radiografía mencionada más arriba).

Lo que excluye el gremio de los seudopropietarios farmacéuticos es que dentro del Decreto de Emergencia Económica se contemplan soluciones en distintas áreas como en la industria química y en la prioridad en la importación de productos esenciales, mostrando la costura conspirativa y meditática.

6. El modo en que fue concebido el decreto aprobado por la Asamblea Nacional declarando la crisis humanitaria en el sector, siguiéndole los pasos al gremio de comerciantes de productos farmacéuticos que no producen (adscrito a Fedecámaras), el actual Parlamento dibuja el boquete por el cual los poderes de las trasnacionales tienen línea directa contra la soberanía venezolana.

El modo de definir la situación por parte de la actual mayoría parlamentaria se ajusta, además, a la concepción fiel y canónica que requiera para acoplarse a la narrativa contra el Estado venezolano: se encuentra incapaz de resolver y gestionar la crisis, lo que incluye solicitar ayuda o medidas extraordinarias (como las que ha propuesto el poder ejecutivo), por lo tanto, se debe solicitar esa “ayuda” que convoque a los tú sabes quiénes.

Ambas acciones de “apertura” legislativa confirman lo mil veces confirmado: la mayoría parlamentaria ahora pretende deberse a los intereses del capital que cada vez menos disimula su presencia y sus acciones.

Frente a las dimensiones de la catástrofe que implicó el deslave de Vargas de 1999, el general Raúl Salazar, para el momento Ministro de Defensa, giró una petición de permiso al Comandante para aprobar una oferta de ayuda “humanitaria” por parte del ejército de los Estados Unidos. El Comandante lo mandó a la mierda, sabía muy bien qué se movía detrás de esas “soluciones” a las crisis humanitarias y las oportunidades que se abren con sus tragedias.Remember Haití 2010.

Extraído de la web de “Misión Verdad”:Obsérvalo aquí

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